DEJEMOS DE HABLAR DE INNOVACIÓN

En los últimos años hemos hablado demasiado de innovación. Desde finales de los 90, cuando la competencia se intensifica debido al proceso globalizador, las universidades, escuelas de negocio y organismos de promoción económica se lanzan a propagar un mensaje: hay que innovar para competir. Pero quizás hemos saturado el concepto. Quizás debemos dejar de hablar de innovación. No porque no sea necesario, sino porque hemos quemado la idea. ¿De qué hay que hablar, entonces?