El tiempo es parte
fundamental de cualquier sistema de planificación y reporting, sin él los planes
no tienen ningún valor. Es llegados a este punto futuro donde los objetivos son
establecidos y donde mediremos el rendimiento, por tanto el tiempo coloca el
contenido de un informe en el contexto de quién hizo qué y cuándo lo hizo; y es
a través de las predicciones del entorno empresarial a largo plazo cuando son
evaluadas para permitir adoptar decisiones hoy en lo que se refiere a lo que
hay que hacer en el futuro. Por esta razón, todos los planes y los sistemas de
planificación tienen un componente de tiempo, una dimensión del negocio que
representa años, meses, semanas o cualquier otro intervalo de tiempo.
Existen otros enfoques
para realizar esto, pero en la medida que el ritmo de los negocios se acelera el
futuro se hace más impredecible, el dilema de qué periodo común adoptar se
vuelve más complejo. Por ejemplo, algunos costes, como el alquiler y las tasas,
pueden fijarse con un año de antelación, otros como los servicios públicos sólo
pueden fijarse para 3 meses, mientras que elementos como los costes de
combustible y las órdenes de venta, sólo podrán predecirse con semanas de
antelación.
En este entorno
empresarial turbulento, existe una verdadera necesidad de alejarse de los
“silos” de medidas del tiempo comunes y
basarse en un calendario realista, donde los datos se recogen y predicen en
línea con el horizonte de proyección más apropiado para cada indicador. Esto
requiere un cambio tanto en la forma en la que los planes se unifican como en
los sistemas tecnológicos que se utilizan para crearlos, tal como se describe en este artículo: La importancia del tiempo en la Planificación
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